Así que de vez en cuando también es bueno pasar a los aspectos PRÁCTICOS de la astrología.
Muy a menudo se le critica por no serlo suficientemente. ¿Es verdad ?
De hecho, este puede ser el caso de quienes esperan respuestas puntuales a sus preocupaciones de parte de una ciencia sagrada, un lenguaje simbólico y un conocimiento milenario. Sin embargo, este no es el dominio de la astrología. Porque, por suerte para unos y por desgracia para otros, la puntualidad y sencillez de una respuesta la hace perder toda su riqueza y contenido. No hay problema, estamos acostumbrados a vivir de esta manera, materialistas y superficiales, hemos sido entrenados y educados para que así sea. Vivimos en un mundo de dualidad y complementariedad, a la imagen de los ejes zodiacales, y todos podemos admitir que cuanto más nos acercamos a la superficie, de lo superficial, más nos alejamos de la profundidad. Esto es así y no puede ser de otra forma.
Cuando miro la flor, no pienso en la raíz. En otras palabras, tenemos el arte de observar los resultados concretos que APARENTEMENTE se revelan espontáneamente, pero muchas veces ignoramos todo sobre el proceso subyacente de evolución de la planta en su zona de sombra. En otras palabras, cuando el Cancer surge, no acaba de formarse. Se formó durante años, probablemente décadas.
Si una configuración planetaria simboliza la manifestación concreta de una experiencia, puede simbolizar miles de otras (ésta es en realidad la razón por la cual la predicción categórica es ilusoria). Lo que resulta sumamente interesante y fascinante de analizar es el funcionamiento y la profunda implicación de esta configuración planetaria dentro de la realidad consciente e inconsciente del individuo que la lleva dentro de sí. Porque tarde o temprano la semilla germinará y el hecho de que podamos ver la parte “manifiesta” o “visible” de esta planta no debe negar todo lo que ha experimentado para llegar a manifestarse de tal o cual manera.
La carta natal nos revela un código subyacente a la existencia del ser humano, que identifica los componentes energéticos en la raíz misma del despliegue de la conciencia. Información comparable a un código genético, pero aún más profunda, porque el código energético astrológico (la carta natal) CONTIENE el código genético (Saturno). La constitución energética, simbólica, arquetípica del ser en cuestión toma forma bajo la dinámica interpretativa de los aspectos que lo constituyen. En realidad, los aspectos astrológicos, correspondientes precisamente a las configuraciones energéticas componentes del ser, un poco como las diferentes fibras que constituyen un mismo tejido, revelan la información clave sobre el ser, EN TODAS SUS FORMAS, MANIFESTACIONES Y DIMENSIONES.
Cada fibra del tejido es parte de este tejido, y hago vibrar una de ellas, todo el tejido vibra. Esta es la estructura de la carta natal. Si una cuadratura Saturno – Luna está operativa, activa, afecta a todas las demás configuraciones de la carta, incluidas aquellas que aparentemente no tienen nada que ver entre sí, como un Marte – Mercurio por ejemplo.
En otras palabras, Venus-Plutón para un sujeto Sol en Capricornio ascendente Cáncer no será en absoluto lo mismo que para un sujeto Sol en Sagitario ascendente Leo. Cada aspecto es IRREPETIBLE, porque forma parte de una red de configuración que lo complementa, lo perfecciona de manera precisa y profunda.
Cada aspecto constituye una molécula energética de ADN que se manifestará a lo largo de la vida de una persona, de muchas maneras diferentes, pero siempre perteneciendo a la misma sustancia energética específica del aspecto en cuestión.
Cuando leemos una carta natal, no estamos leyendo una casa y mucho menos un signo del zodíaco. Leer un Ascendente de forma individual no tiene sentido. Lo que leemos son aspectos, configuraciones astrológicas.
Los Aspectos, como se puede observar, son las manifestaciones DINÁMICAS del lenguaje astrológico, los verbos que organizan toda la información en su conjunto y le dan significado. Estos aspectos nunca cambiarán. Si somos Luna – Saturno, será para siempre. Pero podemos modificar el posicionamiento de nuestra conciencia respecto de un aspecto con la ayuda de la auto-conciencia, la capacidad de auto-observación y el trabajo personal. Una Luna-Saturno, por ejemplo, no estará condenada a un desconocimiento indefinido de sus emociones. No estará condenado a trabajar casi compulsivamente para satisfacer una necesidad de seguridad. Porque los aspectos evolucionan, cuando el sujeto que los lleva en sí lo permite.
Entonces, si YO SOY Venus-Plutón, lo seré para siempre. Es importante decir YO SOY, porque tendemos a decir "Tengo una cuadratura Venus-Plutón", lo cual es completamente falso. La astrología define lo que SOMOS y no lo que TENEMOS. Este aspecto es información de este código de energía que me permite comprender de qué estoy hecho.
Contextualizando, intentando sintetizar toda la información contenida en la carta natal – lo cual en realidad es completamente utópico – podemos identificar cuál es la posición de la conciencia. Es decir que ante la manifestación de ciertas características Venus – Plutón, podemos ingeniosamente ubicar la conciencia en el despliegue de esta configuración, de este código astrológico. De hecho, no es lo mismo un sujeto Venus-Plutón que lucha por intentar desprenderse de su pareja después de haber sufrido varias infidelidades, que otro que señala Venus-Plutón a través de una profunda conciencia de su necesidad de relacionarse con profundidad, intensidad y trascendentalidad, y que prefiere la soledad a la superficialidad del vínculo.
Cuando se manifiesta un aspecto de la carta natal, vemos la punta del iceberg en la superficie. No vemos el resto. El resto probablemente constituye el 90% de lo que es. Asimismo, nuestro consciente es la punta del iceberg, mientras que el 90% es todo lo que hay debajo, el inconsciente. Muchos de nosotros hemos experimentado el Venus-Plutón que somos, pero generalmente es cuando la intensidad que manifiesta el aspecto es máxima cuando le prestamos atención. O cuando aprendemos a hablar Astrología, o cuando utilizamos otras herramientas para el desarrollo personal, el autoconocimiento o el fortalecimiento de nuestro libre albedrío.
Para el cielo no hay dificultades, ni problemas, buenos o malos. Sólo hay niveles de intensidad. Cuando una energía - probablemente vibratoria porque todo es vibración - supera un umbral de tolerancia a nivel de la psique de un individuo, éste simplemente percibirá una exageración de la configuración de la cual se trata, lo que conducirá a una distorsión a nivel de la conciencia frente a la percepción de lo que representa esta configuración, a nivel arquetípico.
En todos los casos, lo que percibimos no es real, es una malformación de información que registramos como propia de la especie humana.
En el caso de Venus-Plutón en aspecto complejo, pareciera que el amor y el odio se entrelazarán, que la bella y la bestia se unirán, que se va a producir una distorsión entre todo lo que representa Venus y todo lo que representa a Plutón.
Es una distorsión arraigada en la configuración psíquica del individuo que atraerá numerosas experiencias acordes con lo que el individuo espera de las relaciones de pareja, de complemento. Por qué ? Porque Venus vendrá con Plutón, y Plutón vendrá con Venus, para siempre (en esta encarnación). Si la persona toma conciencia de que su manera de amar (hablando del amor mundano) viene con un altísimo grado de intensidad y transformación, tendrá entonces la posibilidad de "elegir", por más utópico que parezca, cómo quiere vivir. Tendré que pasar por numerosas experiencias Venus-Plutón para poder generar autoconciencia respecto a esta configuración.
O podemos recurrir a las fuentes del autoconocimiento astrológico y percibir, comprender por qué hemos experimentado tantas lágrimas en las experiencias amorosas, por qué nunca estamos satisfechos con nuestra apariencia física, por qué siempre hay un lado oscuro que aparece cuando todo parece funcionar muy bien, por qué parece que el amor es siempre prisionero de una dimensión posesiva, destructiva, apasionada y sexual, que le deja muy poca libertad y creatividad para respirar el soplo de oxígeno que necesita para florecer….
Bueno, esta introducción nos permite entender que una configuración planetaria se manifiesta en nosotros, y crea inconvenientes, dificultades, porque no podemos entender cómo una asociación de amor, relación, placer / destrucción, muerte, transformación puede ser “constructiva” o “armoniosa”. Este no será el caso cuando estemos hablando de un trígono, un sextil o un aspecto menor como el semisextil o el quincuncio, porque el nivel de intensidad del aspecto no creará "distorsión" a nivel psíquico. percepción del individuo en cuestión. Plutón en trígono con Venus es otra cosa. Un toque apasionado, una facilidad de apertura a nivel sexual, una relación que permite una transformación suave, un amor que habla de autenticidad, una pasión moderada...
Así, la percepción psíquica inconsciente del individuo Venus en cuadratura con Plutón, será que el amor no puede destruir, no puede asociarse con la muerte, porque el nivel de intensidad plutoniano será percibido por Venus como peligroso y ofensivo, y por tanto será rechazado por la conciencia.
Posteriormente el mecanismo psíquico será el de proyectar FUERA de mí lo que la conciencia niega y por tanto atraeré “al monstruo”. Proyectaré en el otro lo que hay en mí, no reconocido en mí. Así aparecerán parejas manipuladoras, sexuales, obsesivas, celosas, etcétera… y lo peor es que el sujeto Venus – Plutón tiene un “radar” extremadamente refinado para detectar mentiras e inconsistencias. El individuo Venus-Plutón también puede tener una fuerte actitud negativa, preventiva o incluso paranoica ante las situaciones de pareja que se le presenten, justificadas o no.
Lo que hay que admitir en mí es que Venus-Plutón soy yo, no es el otro. Puede llegarme “de plena frente”, pero siempre es una parte de mí la que generó este encuentro, esta situación. Si la conciencia se posiciona como “víctima de una vida injusta”, será peor. Si la conciencia se identifica como “maestra de su destino”, existe capacidad de transformación. En otras palabras, como dijo Jung, “lo que niego me somete, lo que acepto me transforma”.
Para profundizar un poco, debemos reconocer que la muerte y el amor pueden estar vinculados y no es un problema que sea asi, no para quien haya desarrollado aceptación acerca de lo que es la muerte.
La dificultad es que pudimos tener experiencias Venus-Plutón en las que quedamos “hechizados”, “traumatizados” por la experiencia generada. Ya sea por la muerte de un ser querido, ya sea por el “amor de mi vida” que me traicionó, o incluso por un terrible acoso estético (bullying) que generó un complejo de inferioridad ligado a mi feminidad, Venus-Plutón dejó sus huellas, y lucharemos más por borrarlas que por comprender la realidad energética de la que provienen. Pero esa es precisamente la intención detrás de este aspecto, la de poder transformar a Venus en el nivel más profundo. Es con Venus que descubriremos a Plutón. Las rosas tendrán espinas tan tóxicas como el veneno de un escorpión. Y repito, no es algo malo. Es. Nada más. Es no reconocer el veneno contenido en las espinas lo que generará graves complicaciones.
Es nuestra percepción la que califica ante la incomprensión y el dolor emocional que es evacuado requiriendo mecanismos de protección y supervivencia.
El sujeto Venus – Plutón deberá vivir el amor como un proceso de transformación donde necesariamente, dependiendo del resto de la carta natal, tendrán que ocurrir experiencias desgarradoras para que el sujeto descubra sus capacidades de renacimiento, transformación y profundice su percepción de amor y belleza. Obviamente, por más fácil que sea de decir y comprender esto, las experiencias son complejas. Las casas implicadas nos darán muchos detalles sobre “dónde” viviré estas experiencias, los tránsitos y progresión sobre “cuándo”, las sinastrías sobre “con quién”…
Desde la proyección hasta la integración de este aspecto, las anécdotas serán muy variadas. Evidentemente es complicado cuando lo que se supone debe darme placer, alegría, apertura, hacerme sentir pleno y placentero, pasa por la intensidad destructiva plutoniana. Una vez más, esto no se debe a la “perversidad” del cielo, sino a una mala comprensión del arquetipo. Nuestra especie aún no tiene la capacidad de integrar a Plutón, y esta es una de las razones por las que el poder se asocia con la corrupción, la sexualidad sigue siendo tabú, ni hablar de la muerte...
Muy bien, cuando una configuración planetaria incluya la participación de un planeta transpersonal, se dedicará a la manifestación de un aprendizaje existencial, la capacidad de desarrollar conocimientos evolutivos y trascendentales, y por tanto será mucho más exhaustivo y complejo.
Es al comprender la profundidad de una configuración planetaria que podemos ver cómo la astrología puede nutrir a la psicología, porque la configuración energética visible al leer la carta natal es PREVIA a la formación de nuestra conciencia psicológica.
Desde el nacimiento puedo ver cómo y dónde se desarrollan estas configuraciones energéticas.
Ésta es la magia interpretativa de la Astrología.
EXCELENTE,GRACIAS