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Astrología y Libre Albedrio

Una gran temática, que no trataremos de desarrollar demasiado sino solamente pretendemos introducir una perspectiva que dejará clara la posición de nuestra academia (el CEIA) y que podrá alimentar una cierta curiosidad y enriquecimiento dentro de la corriente.





La Astrología desde su origen fue predictiva. A través del tiempo, evolucionó lentamente siempre con esta mirada hacia lo externo, hacia las posibilidades de la vida como factores desligados, desconectados de las responsabilidades humanas frente al destino.

Tenemos que entender que era lógico que fuera así, pues al fin de cuenta, ¿que posibilidades tenia un agricultor de volverse medico de la corte real ? Muy pocas.


Es decir, en el desarrollo humano como especie, durante los miles de años que precedieron la entrada en nuestra era (la cual es muy reciente), no podíamos considerar que había un abanico de posibilidades frente al destino de la vida. La vida era comunitaria (Canceriana), y el ser humano se definía básicamente por su identidad tribal, es decir su sentimiento de pertenencia a sus raíces. El exilio era por tanto como la muerte, el sometimiento mismo a la ley de la naturaleza, a la cadena alimenticia, y a la ley marciana del más fuerte que ha reinado sobre nuestro planeta por mucho tiempo (por lo menos desde una perspectiva occidental). En esta época la Tierra era el centro de nuestro sistema solar, y si bien siempre fue el Sol el verdadero centro, dentro de las creencias colectivas era una certeza.


Luego, gracias a Copernico y Galileo, se desmintió esta creencia y el Sol se centralizó. Iniciamos un nuevo movimiento colectivo donde la identidad entonces pasó a ser mucho más Leonina, hasta llegar al presente donde el YO se volvió el enfoque primordial de nuestras vidas. La selfie, las redes sociales, todo está consolidado para dar una valorización hipertrofiada del si-mismo. La Astrología, se desarrolló en este contexto evolutivo de forma distinta a la anterior: apareció la ruptura de la Astrología con la Astronomía, y se popularizó este lenguaje hasta llegar al pueblo. Las posibilidades de levantar el desafío de ser "maestro de su propio destino" eran sin embargo aún muy utópicas, pues estuvimos viviendo aún bajo el contexto resumido de "los ricos se vuelven más ricos y los pobres permanecen pobres".


Entonces la Astrología siguió este camino de crear en orden a lo preestablecido, es decir : "algunos nacen con buena estrella y otros nacen estrellados" (risas).


Y luego entramos en este movimiento al cual todos pertenecemos : la nueva era.


Esta nueva era no es ningún movimiento exagerado, y creo que toda persona lo suficientemente observadora puede darse cuenta de esto. Se abre un verdadero espacio a una nueva consciencia que se distingue radicalmente de lo anterior.


Básicamente y de forma extremadamente resumida, todos tenemos (en mayores y menores grados) acceso a lo que no existía antes : libertad y creatividad.


Hemos dejado de percibir bajo un contexto tribal muy localizado, y ESTAMOS DEJANDO de pensar de forma egocéntrica. Es decir, no estamos contemplando las básicas formas de poder sobrevivir o adquirir un reconocimiento social, sino estamos empezando a tejer para el bien mayor, para el bien de una comunidad mucho más amplia que es la Tierra misma.


Este nuevo movimiento, en proceso constante de desarrollo, identificado claramente y por obvias razones bajo la bandera del aguador abre las puertas a algo que entonces no era conocido por el ser humano : el libre albedrío.


En este gran desarrollo evolutivo que estamos viviendo, que en realidad tenemos la bendición de poder vivir, la mente humana abre campo al conocimiento más profundo del ser. Y como bien sabemos, conocimiento es poder.


Este conocimiento nos aporta la capacidad de entender que nuestra identidad no es esencialmente solar, sino vincular. Es decir, el Sol no es estático, sino que se mueve dentro del universo. Y así mismo nuestra identidad, la cual hemos creído durante mucho tiempo que se tiene que enraizar con estabilidad, no es un punto fijo sino algo en germen que se construye y se destruye de forma permanente a si-mismo.


De aquí que salen las crisis existenciales generadas por los planetas transpersonales y porque no, por algunas estrellas fijas : están a la raíz misma del hecho de que no somos algo particularmente fijo, inmutable, sino que somos la evolución misma.


Dicho de otra manera, estos planetas nos permiten deshacernos de lo que no sirve, de lo que creíamos ser y que no somos, de aquello con lo cual nos hemos identificado pero que no somos. Ellos permiten la ruptura con el encanto ilusorio anticuado de creer ser alguien.


A la hora actual, es lo que tenemos que entender y de esto nos tenemos que dar cuenta, somos seres cambiantes. Cuando nos identificamos con algo puntual y que nuestra consciencia queda hechizada por este "algo", entonces llegarán vientos renovadores para hacernos tomar consciencia de que no somos esto que creiamos sino algo que esta en desarrollo constante.


Este es el punto más formidable de los descubrimientos astrológicos actuales que tenemos el inmenso privilegio de constatar, de vivenciar, y justamente tenemos que entender que de acuerdo a esta evolución debemos educar nuestros hijos de forma muy diferente porque ellos vienen con unos registros muy distintos a las generaciones anteriores.


Bueno, ¿a que va todo esto?


Es simple : si nosotros tomamos consciencia que somos individuos partes de un mismo tejido, de un mismo misterio, y que vamos con libertad y creatividad arrancando nuestra naturaleza rígida y controladora heredada por miles de años de información genética, abriremos el campo de todas las posibilidades.


Dicho de otra forma, a mi modo de ver las cosas tenemos hoy día la posibilidad de cambiar, de crear, de empoderarnos del libre albedrío para crecer a nuestro gusto, pero solamente esto será posible a través de un proceso de maduración muy profundo de nuestra consciencia.


La Astrología permanecerá predictiva, y de seguro muy precisa, puntual, acerca de distintas influencias planetarias en relación a nuestra carta natal, mapa de todas nuestras potencialidades energéticas y arquetipicas, pero tenemos la posibilidad de ir evolucionando nuestra forma de interpretar, sentir y vivenciar estas potencialidades en la medida que hacemos un trabajo consciente de entendimiento acerca de estas energías.


Es decir, para una persona muy mundana muy enraizada en los asuntos externos de la vida, que no se responsabiliza por ser creadora de su realidad y que alimenta permanentemente y exclusivamente el escenario exterior a si-mismo creyendo que no tiene ninguna relación con su forma de ser y de hacer, entonces un transito de Urano sobre su Sol en casa 7 enviará su pareja directamente para Quiensabedonde sin que se enterré jamás de lo que pasó.


Pero este mismo transito para una persona que dirige la mirada hacia dentro, que se hace creadora de su realidad y que se cuestiona, que se reevalua, que de alguna forma tiene valor de reconocer que las cosas no son fáciles pero que hace parte del camino verdadero generar esta aceptación y liberar el dolor que se enraíza en la necesidad de controlar, este mismo transito será una gran oportunidad de conectar con estos niveles Uranianos de libertad y creatividad a través de la pareja y del complemento, sin necesidad de "cargar" a la otra persona con esto.


¿Se entiende?


Existe libre albedrío, no es utópico, ni ilusorio. Pero todos tenemos configuraciones distintas y por tanto desafíos distintos para llegar a subir esta montaña.


Podríamos pensar que este concepto de libre albedrío tiene un nivel muy romantizado e incluso - discúlpenme el atrevimiento - "comercializado" dentro de nuestro tejido comunitario mundial actual. Es cierto. Si, como no. Pero encarna una real posibilidad de expansión.


Lo único que sabemos al respecto, a la hora actual, es que hace parte del desarrollo de la Tierra y que la especie humana se va a dirigir hacia este orden evolutivo inevitable.


Yo creo en lo personal, que lo importante, es soltar las rosquillas del control, del miedo, que son indudablemente aprendizajes arcaicos, para abrirnos de la forma la más armoniosa posible a lo que representa este tremendo vacío que genera la pregunta existencial siguiente, a la raíz de todo nuestro sufrimiento :


"¿Quien soy yo ?"



Baptiste Le Bras, Profesor y Director del CEIA


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